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"La solidaridad ha sido extraordinaria, y todos los días hay algo que hacer"

Trescientos Sesenta

Actualizado: 20 jul 2022

Vicente Carsí y Larisa Kulyk, matrimonio involucrado en proyectos solidarios con Ucrania, han visto aumentada su labor con el estallido de la guerra y la llegada de más de 124.000 refugiados a España


Desde el inicio de la guerra, proporcionan su ayuda a las personas que han conseguido salir de Ucrania

Desde hace más de 20 años, Larisa Kulyk y Vicente Carsí colaboran y ayudan en la fundación Juntos por la Vida, lo que anteriormente era Ucrania 2000. Esta actúa en España, pero también en otras partes del mundo. Entre sus proyectos destacan sus labores en el continente africano, con el proyecto “Voces en Benín”, así como el programa de acogimiento de verano para niños de Ucrania, que lleva en marcha más de dos décadas. Este programa consiste en la estancia de un niño o niña ucraniano en una familia durante los meses de verano.


Con el inicio del conflicto, la situación ha cambiado y esto ha generado cambios en la organización y la actuación de la fundación, y Vicente Carsí y Larisa Kulyk han sido testigos de ello. Además del programa, debido a los vínculos del matrimonio con Ucrania, pues Larisa es ucraniana, han ayudado y acogido a refugiados. Así, el trabajo con la fundación y la acogida forman parte de su día a día.


Pregunta. ¿Cómo surgió la iniciativa del programa de acogimiento?


Respuesta. Larisa. Todo empieza con la catástrofe de Chernóbil. La idea la inicia Abogados sin Fronteras, los primeros en hacer acogimiento. Tenían un programa para cinco años, que una vez cumplidos dejaron el proyecto. Este empieza en 1995 hasta el año 2000 aproximadamente.


Vicente. Además, por los vínculos que había entre las familias y los niños se decide continuar con el proyecto y se funda Ucrania 2000, donde fui presidente desde 2001 hasta pasados unos cinco años. Posteriormente, Ucrania 2000 dio un paso adelante y se fundó Juntos por la Vida.


P.Para llevar a cabo los programas, ¿cómo se organizaban?


L. Los voluntarios iban a Ucrania y visitaban las casas de los niños. Por entonces yo vivía allí y los acompañaba.


V. En ese momento no había Internet, y todo se realizaba vía fax o teléfono, y las comunicaciones telefónicas eran carísimas. Es cierto que siempre hemos tenido una buena relación con Extranjería y con la embajada de España, pero la parte correspondiente a la administración ucraniana siempre era mucho más costosa. Pero la gran voluntad de que los niños vivieran la experiencia era muy grande. Fuimos solucionando todos estos problemas gracias a la Informática y la ayuda de empresas y asociaciones. Así se fue creando una dinámica de colaboración muy grande, la experiencia nos ha enseñado mucho. Aunque es cierto que siempre ocurría un milagro, y se llegaba justo a tiempo.


P. ¿Qué aspectos han cambiado durante estos años?


L. Gracias a la política de los últimos años todo ha resultado más sencillo. Los ucranianos ya pueden entrar en Europa sin visado, lo que ha eliminado casi el 90% de los problemas. Antes era necesario hacer el pasaporte, el acta notarial y, en función de la situación de cada niño, se podían necesitar otros documentos. También el estallido de la guerra ha supuesto mayores facilidades en términos de la movilidad de las personas, por la facilidad de salir de Ucrania.


P. ¿Cómo se está gestionando la situación con el estallido de la guerra de Ucrania?


L. Este año es más complicado, pues en principio no habíamos pensado en hacer el programa de verano, dadas las circunstancias actuales. Además, la mayoría de niños que participan en el programa son de la zona de Chernóbil, que estuvo ocupada hasta el 1 de abril, por lo que la comunicación era muy difícil. Desde su liberación empezamos a organizar el programa y finalmente se decidió hacerlo. Es cierto que como no ha habido mucho tiempo para preparar, todo se ha hecho un poco rápido.


La organización también ha sido compleja; antes los niños viajaban en avión, pero ahora en Ucrania los aeropuertos están destruidos, por lo que se ha planeado el viaje con autobuses. Así, los niños saldrán de Ucrania el 27 de junio, y llegarán a España el día 1 de julio. Dada la gran cantidad de niños que vienen, colaboramos con el Colegio Imperial Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer para alojar allí también.


Edificio en el que se alojan algunos de los niños que participan en el programa de acogimiento (San Antonio de Benagéber)

P: ¿Cuál es la motivación de realizar estos programas?


V. Ves que les cambia el futuro a los niños. La gente se cree que vienen dos meses, los tópicos de playa, naranjas, helado, piscina... y eso es lo menos importante. Lo más importante es que descubren un mundo nuevo. Les muestran nuevas oportunidades que luego pueden adaptar en sus vidas, una visión diferente.


L. Trabajo con la asociación ucraniana desde 1996, cuando mi hija pequeña tenía un año, y mis hijas han participado desde pequeñas en el programa de acogimiento. Entonces tengo la experiencia de que cuando los niños salen, son unos niños, pero cuando regresan no los reconoces. El programa tiene muchos beneficios.


P: ¿Cuál es la labor de Juntos por la Vida a raíz del conflicto?


L. Desde el 1 de marzo, los compañeros de Juntos por la Vida se encuentran en la frontera de Polonia con Ucrania. Allí establecimos un centro para refugiados en la ciudad de Przemysl. El día 3 fui a la frontera tras haber conseguido salir de Ucrania y pude ver cómo las primeras familias llegaban, sobre todo desde Jarkhov e Irpin, y la situación era muy compleja. Además, dentro de Ucrania, en las zonas liberadas, nos encargamos de distribuir ayuda humanitaria.


V. Desde Juntos por la Vida hemos ayudado a la acogida de refugiados por toda España. Nosotros, por nuestra cuenta, hemos conseguido que familiares y amigos que han logrado huir de Ucrania, incluso familiares de Bielorrusia, tengan un hogar en España. Aquí en Valencia, por ejemplo, hemos colaborado con la Asociación Ayuda a una Familia de Paterna.


Ahora estamos haciendo un llamamiento para recoger alimentos y ropa, pues parece que el conflicto haya terminado porque no aparece tanto en las noticias, pero no es así, y la ayuda se ha paralizado en seco. Aunque es cierto que gracias a las donaciones de empresas y de las personas hemos logrado hacer todo esto. La solidaridad ha sido extraordinaria, y todos los días hay algo que hacer.


L. Cuando la gente huyó de Ucrania, cogió lo que pudo, que en muchas ocasiones era poco. Es una situación compleja y la gente necesita toda la ayuda posible. Lo peor es pensar en el momento en el que termine este desastre.

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