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Cifras alarmantes y soluciones urgentes

Trescientos Sesenta

Actualizado: 20 jul 2022

Uno de los grandes problemas a los que se ha enfrentado la salud mental en los últimos años ha sido la pandemia del covid-19, que ha tenido un gran impacto y ha permitido sensibilizar y sacar a la luz esta problemática que ya llevaba años vigente

La pandemia ha permitido visibilizar las cifras que muestran el estado de la salud mental

La salud mental es una parte esencial de la salud, definida por la Constitución de la Organización Mundial de la Salud como “estado de completo bienestar, físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Así, el plano de lo mental es esencial para lograr la salud y el bienestar pleno de las personas.


Sin embargo, pese a ser algo esencial, durante años ha sido el gran olvidado en los planes sanitarios; su presupuesto es insuficiente, por lo que su acceso como servicio público gratuito es difícil y el coste para acceder a este servicio en muchas ocasiones no puede ser asumido.


Además, uno de los grandes problemas a los que se ha enfrentado la salud mental en los últimos años ha sido la pandemia del covid-19, que ha tenido un gran impacto y ha permitido sensibilizar y sacar a la luz esta problemática que ya llevaba años vigente.


La OMS define salud mental como “estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”.

En España, la carencia de recursos en el plano de la salud mental es una realidad; hay una falta de asistencia en el caso de trastornos o patologías mentales, la cifra de psicólogos por cada 100.000 habitantes en la sanidad pública es de seis, una cifra que se encuentra por debajo de la media europea, de 18 profesionales, como queda detallado en el informe del Defensor del Pueblo. De este modo, la inversión propuesta por el “Plan de Acción 2022-2024. Salud Mental y Covid”, presentado por el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, en octubre de 2021, que asciende a los 100 millones de euros, resulta insuficiente para paliar y actuar en materia de salud mental en el sistema sanitario público español.


De acuerdo con los resultados de la encuesta sobre la salud mental de los españoles durante la pandemia de covid-19, realizada por el CIS, el 15,8% de los encuestados reconoció haber sufrido ataques de ansiedad o de pánico; el porcentaje de aquellos entre 18 y 24 años supuso el 30,3%. Además, el 37,3% afirmó haberse sentido triste o deprimido desde el estallido de la pandemia. Otro indicio de la mala situación de la salud mental queda reflejado en la elevada tasa de suicidios de 2020, año en el que se registraron 3941 fallecimientos, siendo la primera causa de muerte no natural.


De este modo, la salud mental, que ya constituía un problema de salud importante, se ha agravado con la pandemia y el confinamiento derivados del covid-19; hay una pandemia silenciosa. Por ello, es necesario actuar en este ámbito.


Niños y adolescentes

Uno de los grandes afectados por este problema son los niños y jóvenes; de acuerdo con los datos proporcionados por la Comisión Europea (Dra Nina Heinrichs), antes de la pandemia, entre el 10 y el 20% de niños y adolescentes sufrían enfermedades mentales, sin embargo después de esta, la cifra oscila entre el 20 y 25%. Esto refleja la necesidad de poner solución a este problema.


La salud mental infanto-juvenil aún queda apartada, pues existe la falsa creencia de que “todos los niños son felices”, como señala Javier Urra, doctor en Psicología en especialidad Clínica y psicólogo forense de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de Menores de Madrid, entre otros cargos. Pero no es así; atendiendo a los datos proporcionados por la OMS; uno de cada siete adolescentes sufre algún trastorno mental, lo que supone el 14%, y el suicidio supone la cuarta causa de muerte entre los adolescentes de entre 14 y 19 años.

La adaptación a la "nueva normalidad" fue difícil, pues la situación estaba en constante cambio

Los datos recogidos por el proyecto Changing Childhood de Unicef también ponen el foco en esta situación; el 36% de jóvenes siente preocupación, ansiedad o nerviosismo, y el informe “Estado Mundial de la Infancia 2021” señala que el 13% de adolescentes sufre algún trastorno o enfermedad mental.


Para ellos, la pandemia también supuso un gran cambio y un momento en el que la salud mental empeoró. Nuria Yáñez, psiquiatra y coordinadora de la Unidad de Salud Mental Infantil de Benicalap, que también trabaja en el HPU La Fe y en el Hospital Casa de Salud, explica que, pese a los retos que supuso el confinamiento para los niños, lo realmente complejo fue la vuelta a la “nueva normalidad”, pues se “generaron expectativas frente a la normalidad, un concepto cambiante”. Yáñez defiende que en todos los grupos de edad, la ansiedad estuvo presente, sin embargo comenta que los más afectados dentro de los menores fueron los adolescentes. El impacto que esto tuvo en este grupo de edad queda reflejado en las cifras; las urgencias psiquiátricas en el HPU La Fe aumentaron un 57,7% en 2021.


Uno de los aspectos en los que incide Yáñez es en la resiliencia como valor esencial en la educación de niños y jóvenes, al igual que queda establecido en la Estrategia de Juventud 2022-2030 elaborada por la Dirección General de Injuve; “reforzar su resiliencia y dotar de habilidades para la vida a fin de que puedan enfrentarse a un mundo cambiante”.


Ante esta situación, que no supone una novedad, es un problema olvidado durante los años y que la pandemia ha obligado a sacar a la luz, es urgente adoptar soluciones. Es necesario invertir más recursos económicos y materiales en este plano de la salud, y eliminar la falsa creencia de que los niños no sufren de trastornos y enfermedades mentales, pues es susceptible a todos los grupos de edad. Es necesario comunicar y actuar, como establece el “Estado Mundial de la Infancia”. Un aumento de la inversión en prevención, formación y en recursos para poder actuar.


En caso de riesgo de suicidio, o en situaciones en las que se pueda necesitar ayuda psicológica, algunos de los recursos son: la Línea 024, el Teléfono de la Esperanza (717 003 717), el Teléfono contra el Suicidio (911 385 385), la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, Papageno o el Teléfono de Emergencias (112)

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