Trabajando por la calidad de vida

Constituida en 1980, ASPADEC es una asociación sin ánimo de lucro que tiene como fin contribuir a que cada persona con discapacidad intelectual y su familia puedan desarrollar su proyecto de calidad de vida y promover su inclusión como ciudadanos de pleno derecho

El Centro Especial de Empleo nace en 2008

ASPADEC se conforma por un lado, de la asociación, encargada de atender a personas con discapacidad intelectual o de desarrollo y en la que existen distintos recursos como los talleres ocupaciones, residencias, viviendas tuteladas o el centro de día. Y por otro lado, dentro de esa Asociación, nació el Centro Especial de Empleo (CEE). Se trata de una empresa en la que como mínimo el 70% de la plantilla debe estar cubierta por personas con discapacidad. Es un centro de iniciativa social que queda bajo la protección de la propia asociación y que por tanto, sus beneficios revierten sobre esta.

Actualmente, son 38 las personas que conforman el CEE, entre las cuales, el mayor porcentaje lo componen las personas con discapacidad intelectual (entre 20 y 21 personas). Es un hecho importante, ya que como explica Mari Luz, directora del CEE, “las personas con discapacidad intelectual, si no tienen un apoyo específico es muy difícil que lleguen a su integración laboral plena en una empresa ordinaria”.

Otra particularidad del centro es que tanto usuarios del centro ocupacional como del centro especial de empleo están fusionados. De tal manera que en muchas de las actividades ambos usuarios trabajan a la par. Como manifiesta Javier Ruiz, maestro de la granja, esto supone en muchas ocasiones un inconveniente, ya que entre los propios usuarios no se sabe distinguir entre los empleados del Centro de Empleo y los miembros de los talleres ocupacionales, lo que en muchas ocasiones se traduce en falta de responsabilidades.

Esa falta de responsabilidad está estrechamente vinculada con la propia percepción que tienen los usuarios del CEE sobre ellos mismos y su trabajo. Pues en la mayoría de las ocasiones no tienen conciencia de empleo. Cristina Salmerón, psicóloga del centro, explica que dependiendo de la discapacidad con la que nos encontremos, la percepción es diferente. Hay personas que entienden que tienen un empleo, una jornada laboral y una remuneración económica, y hay otros que les cuesta más.

Más allá del trabajo que realizan dentro del centro, en algunas ocasiones se han acordado convenios de colaboración con otras entidades públicas como el Ayuntamiento de Cuenca o la Universidad de Castilla La-Mancha. “Para ellos es muy importante estar trabajando en la calle”, explica Miguel ángel Martínez, maestro de jardinería, “ya que es un estímulo importantísimo”. Cristina Salmerón añade que además permite que se sientan más empoderados e integrados.

Sin embargo, como comenta Prado Muñoz, maestra del taller de serigrafía y encuadernación, la dinámica dentro del centro hace que sea un trabajo muy protegido, lo que de cara al exterior provoca que los usuarios no puedan competir con el resto de los trabajadores. Esto se debe a que muchos de los puestos de trabajo que se ofrecen no se adaptan a las necesidades y capacidades de las personas con discapacidad. A ello se debe sumar que el escaso número de puestos que se ofrecen son en entidades públicas, ya que en el sector privado la presencia de trabajadores con discapacidad es casi inexistente.

Estas barreras laborales no son las únicas presentes, ya que socialmente existen una infinidad de barreras y estigmas a cerca de las personas con discapacidad. La discapacidad se presenta como un gran desconocido para muchos. “Parece que cuando hablamos de discapacidad, nos echa para atrás”, afirma Prado. Se trata de un problema de educación que provoca la construcción de ideas preconcebidas erróneas a cerca de estas personas. Como afirma Mari Luz, “hace falta visibilizar esta problemática. Todavía queda mucho camino por recorrer”.